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Foto del escritorMgt Cristian Pernett

Domina tus Miedos: La Ciencia de Superar Bloqueos hacia el Éxito.



¿Qué son y cómo manejar los bloqueos y miedos que limitan nuestro éxito?


En el fascinante camino hacia el éxito personal y profesional, hay un enemigo silencioso que frecuentemente se interpone: los bloqueos y miedos. Pero no te preocupes, vamos a abordarlo desde un análisis neuropsicoeducativo y, como diría un buen comediante, ¡con una sonrisa, porque también ayuda al cerebro!


Bloqueos y miedos: ¿Qué son realmente?


Los bloqueos emocionales y los miedos no son más que respuestas biológicas diseñadas para protegernos. Nuestro cerebro, en su infinita sabiduría evolutiva, está equipado con un sistema de alerta temprana: la amígdala. Esta estructura en el sistema límbico detecta amenazas y activa una respuesta de lucha, huida o congelación.


El problema surge cuando nuestro cerebro confunde desafíos modernos (como hablar en público o emprender un nuevo negocio) con amenazas reales (como ser perseguido por un león en la sabana). ¿Resultado? Sudoración, pensamientos intrusivos, y una voz interna que susurra: “Mejor no lo intentes”.

¿Qué dice la neurociencia?


Cuando estamos bloqueados, se produce un cortocircuito entre la amígdala y el lóbulo prefrontal, el cual es responsable de la toma de decisiones racionales y la planificación a largo plazo. Este fenómeno no solo paraliza nuestra acción, sino que también fomenta un diálogo interno negativo.


Por ejemplo, un estudio citado en el cerebro y la conducta señala que la sobre estimulación de la amígdala reduce la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender.


El impacto en nuestra vida


Los bloqueos no solo afectan nuestro desempeño, sino que también influyen en cómo nos percibimos. Nos convertimos en nuestro propio juez implacable, autoevaluándonos con un sesgo negativo que limita nuestro potencial.


Estrategias para manejarlos

Ahora vamos a la parte práctica: ¿cómo domar este sistema de alarma que a veces se pasa de protector?


1. Comprender el origen del miedo


Antes de enfrentar un bloqueo, pregúntate: ¿qué lo está causando? A menudo, estos miedos están anclados en experiencias pasadas o en narrativas que hemos adoptado a lo largo del tiempo. Un buen ejercicio es escribir sobre ese miedo: ¿qué te dice? ¿Cuándo comenzó?


2. Practica la neuroplasticidad


La repetición es clave para entrenar a tu cerebro a responder de manera diferente. Exponerte gradualmente a lo que temes (de forma controlada) enseña a tu amígdala que la situación no es peligrosa.


3. Involucra tu corteza prefrontal


Usa estrategias de regulación emocional como la reestructuración cognitiva. ¿Cómo hacerlo? Replantea tus pensamientos automáticos: en lugar de “voy a fallar”, intenta “esto es una oportunidad para aprender”.


4. Usa la respiración consciente


Técnicas como el mindfulness y la respiración profunda envían señales de calma al sistema nervioso, activando el sistema parasimpático y reduciendo la respuesta de lucha o huida.


5. Establece metas pequeñas y alcanzables


Dividir un gran desafío en pasos pequeños reduce la sensación de amenaza y aumenta la confianza en tus habilidades. Cada pequeño logro refuerza nuevas conexiones neuronales relacionadas con el éxito.


6. Apóyate en la neuropsicoeducación emocional


Para entender que las emociones, aunque incómodas, son pasajeras, y que puedes manejarlas con prácticas como la gratitud, fortalece la resiliencia emocional.


Un poco de humor para el camino


En lugar de ver los bloqueos como obstáculos inamovibles, imagina que son como aquel amigo torpe que insiste en ayudarte, pero siempre termina complicándolo todo. Con cariño, pero con firmeza, puedes decirle: “Gracias, cerebro protector, pero yo me encargo”.

Reflexión final


Recuerda, manejar los bloqueos y miedos no significa eliminarlos completamente. Estos existen por una razón; sin embargo, podemos entrenar nuestra mente para que trabajen a nuestro favor, no en nuestra contra. El camino al éxito no es sobre no tener miedo, sino sobre aprender a caminar con él como un compañero más.


La próxima vez que sientas ese nudo en el estómago o esa voz que dice “no puedes hacerlo”, respira, replantea y sigue adelante. Pero, ¿cómo diría Elsa Punset? “En una mochila ligera cabe todo lo que necesitas para comprender y gestionar la realidad que te rodea”. Y tú, querido lector, tienes todas las herramientas para lograrlo. ¡A triunfar!



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