Según la neuroanatomista Jill Bolte Taylor los químicos de la respuesta automática en los seres humanos duran 90 segundos; por lo tanto, una vez pasado ese tiempo es nuestra decisión seguir o no rumiando el mismo tema. Por supuesto, es inevitable no sentir; no depende de la razón sino que es un tema biológico, pero perpetuar esa reacción es una decisión racional.
Pero hoy estamos de suerte, ya que existen algunos truquitos para bajar las aguas y evitar que esos segundos se conviertan en horas o días.
Lo primero es ser consciente de esta información. Al entender que nada escapa de tus manos, y que se puede elegir y gestionar. No importa qué emoción o sentimiento "negativa" sea: ira, miedo, tristeza, asco, envidia; es posible no sentirla por más tiempo de lo necesario.
Ahora bien, veamos qué podemos hacer cuando esto sucede.
1. Parar.
La respiración profunda o la respiración lenta confiere calma y bienestar a la persona que la practica de forma regular, y es la principal arma para frenar un secuestro emocional y poder llevar a la practica la técnica de los 90 segundos.
¿Sabes que mas dice la ciencia sobre saber respirar?
Según un estudio realizado por la Universidad de Pisa (Italia), la respiración puede ayudar a calmar y regular los ataques de ansiedad.
La respiración es una acción que llevamos a cabo de forma involuntaria. Inhalamos oxígeno para obtener y crear energía a nivel celular. Después, exhalamos dióxido de carbono, ese subproducto resultante de la respiración celular.
Este proceso casi mágico nos beneficia de forma notable siempre que se lleve a cabo de forma pausada, rítmica y profunda.
Sin embargo, algo que la mayoría ha experimentado alguna vez es que cuando nos asustamos o cuando sentimos pánico, nuestra respiración se vuelve entrecortada y muy rápida: ese proceso antes señalado se rompe y se altera provocando que el corazón «se dispare»
Por su parte, la respiración profunda tiene la capacidad de regular el sistema nervioso parasimpático para estimular un estado de relajación: el corazón entra en calma, como la mente.
Al aportar a nuestro cuerpo oxígeno de forma más pausada, constante y regular, nuestros músculos dejan también de estar tensados.
Es entonces cuando el sistema simpático, por su parte, deja de enviar sus picos elevados de cortisol y adrenalina a nuestro cuerpo.
Todo nuestro cuerpo y nuestra mente entra en un estado de calma muy adecuado. Y en ese estado mental podemos enfrentar de una manera más racional los desafíos emocionales que la vida nos plantea. Es aceptar el presente y sus emociones, estas no se pueden evitar, solo gestionar.
2. Analizar
Una vez que aceptamos que las emociones no se pueden cambiar ni evitar, debemos analizar por qué suceden. Lo ideal es hacerlo de la forma más objetiva posible, como si lo viésemos desde afuera. Pensar fuera de la "caja" (El problema).
Tomarnos un tiempo para visualizar la situación donde nació la emoción y encontrar qué la desencadeno. Por ejemplo, la envidia que es un mal mayor y lamentablemente común, podemos apaciguarla ni bien nace. ¡Qué envidia me da el auto que tiene mi vecina! Seguramente se endeudó o consiguió el dinero de forma ilegal... y un sinfín de suposiciones (Neurosis) nada favorables. En lugar de pensar así, lo más sano es reconocer que seguramente ella este haciendo algo que tu no, es posible que ella trabaje más duro y así lo haya podido conseguir. Tal vez ahorro durante 2 años mientras tú despilfarrabas el dinero en salidas. Pensamos mal del otro para evitar reconocer que no estamos dando nuestro mejor esfuerzo.
En este punto es necesario confrontar nuestra mente con una serie de preguntas de impacto.
¿Qué es lo que realmente esta pasando? más allá del drama que solemos hacer, ver de una manera objetiva la situación.
¿Cuál es el problema exactamente?
¿Qué tienes que hacer tú para que la situación mejore?
¿Qué tiene tiene que hacer la otra persona, para que la situación mejore?
¿Cuál es mi responsabilidad en el conflicto o situación problemática?
Perdemos infinidad de energía cognitiva y emocional dando vueltas sobre el problema sin trabajar en las soluciones que al final es lo que buscamos, ¿no?
3. Plan de acción.
NO basta con saber lo que se debe hacer, hay que hacerlo y la mejor forma es usando el método SMART para establecer metas.
La metodología SMART es muy útil para establecer metas tanto personales como profesionales según los expertos y su definición es el acrónimo de las palabras en inglés: Specific, Measurable, Achievable, Realistic y Timely.
S (Specific) ESPECÍFICOS Tu plan tiene que ser especifico a lo que deseas conseguir, mientras mas detallado mejor. M (Mesaurable) MEDIBLES Que se pueda cuantificar, de esta manera puedes revaluar y hacer cambios conforme avanzas. A (Achievable) ALCANZABLES Que sea realista, que puedas alcanzarlo en un tiempo determinado. R (Relevant) RELEVANTES Que sea relevante a tu objetivo a largo plazo y este se alinea con tus valores.
T (Timely) OPORTUNO – ACOTADOS EN EL TIEMPO Debe tener un tiempo claro de cuando esperas conseguirlo, para evitar la procrastinación.
4. Cambiar dominación por control
Si aprendes a cambiar el foco, las emociones ya no te controlaran, y veras todo con más claridad. Recuerda que son solo 90 segundos, ¿quién no puede controlarse por 90 segundos?
Tan solo 90 segundos reales, el resto es solo drama innecesario de enojos, celos, rabia, envidia, miedo. No te dejes controlar.
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