Se calcula que la tercera parte de la vida se pasa durmiendo, por lo que la mayoría de las personas duermen casi 3000 horas al año. El dormir constituye un comportamiento habitual, lo que hace pensar en la gran importancia que tiene para el bienestar. Hace relativamente pocos años se ha empezado a estudiar de forma sistemática qué sucede mientras se duerme y por qué ciertas personas tienen dificultades para conciliar o mantener el sueño. Por ello, todavía hoy es difícil formular una definición satisfactoria del sueño y conocer las razones del sueño.
Frecuentemente muchas personas se han preguntado; “¿cuál es la cantidad de sueño normal?”. Una gran mayoría considera que se necesita dormir ocho horas cada día, pero la cantidad ideal varía de un individuo a otro, ya que algunas personas con cinco o seis horas de sueño por noche se sienten descansadas, mientras que otros pueden necesitar nueve horas.
La cantidad necesaria de sueño en el ser humano depende de factores biológicos, conductuales y ambientales ; la forma en que actúan estos factores varía considerablemente de unas personas a otras. Además, nuestros patrones de sueño se modifican a medida que se envejece: los niños duermen hasta dieciséis horas por día; cuando la persona supera los 50 años, el total de horas de sueño diario puede hallarse por debajo de seis horas.
Si tenemos en cuenta la calidad del sueño, se habla de personas con un sueño eficiente y personas con patrón de sueño no eficiente. La diferencia entre ambos grupos no está en la cantidad de tiempo dormido, sino que radica en las perturbaciones en el sueño de ondas lentas durante la fase IV que caracteriza a las personas con patrón de sueño no eficiente. Esto parece indicar que la calidad de la fase IV de sueño es fundamental para que el sueño sea reparador.
No es poca la gente para la que el sueño es energético, tanto física como mentalmente. Cuando una persona lleva tiempo con problemas de sueño, sus relaciones sociales se deterioran, presenta dificultades en el trabajo, disminuyendo su eficiencia y productividad (Salsh y Ustun, 1999). La falta de sueño puede afectar también a nivel físico puesto que la gente que no duerme bien manifiesta más problemas de salud y necesita hospitalización con mayor frecuencia (Morin, 1993), debido a que su sistema inmunológico se ve disminuido (Saffe y cols., 2000).
Trastornos del sueño
La historia natural de un paciente con hipersomnia grave o con insomnio de larga de evolución es ilustrativa de cómo una alteración, a veces infravalorada, puede deteriorar la vida en relación a una persona, producir una psicopatología secundaria o determinadas complicaciones somáticas graves.
Quizá se piensa que los problemas de sueño tienen una clara base orgánica y, por tanto, podría considerarse como un asunto exclusivamente médico. Sin embargo, se sabe que los problemas de sueño interactúan de forma importante con factores psicológicos. Investigaciones en las que se impedía durante periodos prolongados que las personas durmieran, descubrieron que la privación crónica del sueño tenía a menudo efectos importantes. En uno de los primeros estudios de este tipo se consideraron los efectos de mantener despiertos a 350 voluntarios durante 112 horas, Tyler, 1955. Siete de los voluntarios incurrieron en conductas extrañas que parecían psicóticas. Investigaciones posteriores sugirieron que interferir con el sueño de personas que ya tienen problemas psicológicos, pueden generar estos resultados perturbadores, Brauchi y West, 1959.
¿ Qué son los trastornos del sueño?
«Los trastornos del sueño son síndromes o entidades nosológicas bien definidas, con una prevalencia muy alta en la población general, y sus manifestaciones clínicas pueden repercutir en todos los ámbitos de la vida del sujeto que los presenta, Vallejo Ruiloba, 2006.»
➖Las conclusiones a las que hemos llegado son que todos tenemos diferencias individuales a la hora de desarrollar hábitos de sueño, y que no es una regla escrita en piedra que debemos dormir 8 horas para para tener un sueño de calidad. Mas bien estas diferencias individuales nos muestran una vez más que lo importante es que el sueño sea reparador. Es decir si al despertar te sientes alerta, descansado y sin deseo de continuar durmiendo lo hiciste bien; si esto se da con los estilo lobos 🐺, cómo los llamo yo (los noctámbulos) que duerme muy tarde y tiende a despertar tarde y duerme una media de 6 horas ¡está bien! al igual que si eres de las personas de 8 horas de sueño desde las primeras horas de la noche y al canto de gallo estás listo para un nuevo día, estás bien. La sensación subjetiva de bienestar es lo que importa. Si te sientes bien, dormiste lo necesario.
También vemos una correlación positiva entre Psicopatologías como la depresión y la ansiedad que afectan los ciclos y calidad del sueño. No se sabe si es el origen o la consecuencia de las mismas, pero requieren una pronta intervención tanto médica como psicológica, ya que tiene efectos devastadores en la salud y calidad de vida de quienes padecen esta alteración. Si no puedes dormir o la calidad del sueño es deficiente y te sientes agotado al despertar y esto ya lleva varias semanas, visita a un profesional de la salud antes que esta empeore y pueda cronificarse la condición; generando mayores dificultades en la hora de resolver esta afección. Recuerda: pedir ayuda no te hace débil. Mas bien es un signo de inteligencia.
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